sábado, 29 de abril de 2017

Cuentos del faro: Mi propia historia

Bueno esta historia empieza cuando mi hermanito querido ganó el campeonato de kumité, (el kumité es combate), entonces pues le dieron una copa y mis padres le hicieron trescientas mil fotos y todo el mundo felicitándole y etcétera… En fin a lo que vamos: que un par de días después, nos mandaron una carta a casa diciendo que mi hermano tenía que acudir a la preselección de España ¡que emoción desprendía! El que caso es que fue a la preselección y… ¡sorpresa! Le escogieron. Ya os podéis imaginar hasta donde se le subieron los humos cuando se enteró que al escogerle para el campeonato de España se iba a Córdoba. Y finalmente llegó la susodicha semana en la que nos íbamos a Córdoba, en realidad mi hermano tenía que viajar sólo con el club Fujisan pero mis padres no querían dejar sólo a su criatura…, a lo que vamos, que llegamos allí y mis padres y yo pasamos la noche en un apartamento mientras mi hermano estaba en el hotel con los de Fujisan. Había que dormir bien porque al día siguiente era el campeonato. Llegó el día y mi hermano ya estaba en el polideportivo, mis padres y yo estábamos yendo hacia allí pero entonces nos para la policía y… nos pide un favor, ¡el favor de que yo entrara en la nave de unos narcos pidiendo drogas para que cuando me la fuesen a dar detenerles infraganti! Mis padres fliparon. Yo les decía que sí que quería, porque yo de mayor quiero ser policía, y aunque no les veía muy convencidos al final cedieron. Salimos del coche y entramos en una “carpa” que había montado la poli. Y ahí estaba yo emocionadísima, al lado mis padres comiéndose la uñas y enfrente una policía poniéndome un chaleco antibalas mientras me explicaba todo. Yo no estaba nerviosa, pero en el momento en el que estaba enfrente de la puerta oyendo a la policía por el pinganillo… bueno, me entraron mis dudas…Igualmente decidí seguir adelante y llamé a la puerta. Me contestaron gritando: ¡QUÉ! Y yo hecha un flan: me han dicho que aquí venden buena droga. Automáticamente se abrió la puerta y pude ver una nave que debía tener cientos de quilos drogas, entonces el narco me preguntó de qué tipo y entonces di la señal para que los cuerpos especiales entraran: ¿la tenéis sabor tutifruti? Unos 5 segundos después los polis estaban dentro apuntando a los narcos. El que me había abierto la puerta me miró con una cara mientras le estaban esposando… Al final a mí me felicitaron con todo eso muy bien, muy valiente, bla, bla, bla  y fue entonces cuando nos acordamos del campeonato de mi hermano…Por suerte llegamos a tiempo para ver como mi hermano quedaba tercero. FIN
Irene de las Heras

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