domingo, 30 de abril de 2017

Cuentos del faro: Una tarde de verano distinta

Una mañana de verano muy calurosa, me desperté como a las diez. Me levanté, me duché y desayuné un vaso de leche fría. Más tarde salí caminando por la ciudad rumbo a la playa y al pasar por la casa de mi amigo Luis me dijo: -¿vas para la playa?
Yo le contesté que sí y lo invité para que me acompañara. Él me preguntó si podía ir Verónica, su hermana.
¡Sí, claro!, le dije yo.
Marchamos los tres a la playa, él llevaba a Verónica sobre sus hombros y yo llevaba un tiburón inflable y una mochila de color verde.
Llegamos a la playa, había mucha gente, tiré todo y salí corriendo para tirarme al agua. Nadando y nadando...me pasé de la boya. Me di cuenta porque sentí un pitazo del socorrista.
Cuando volvía sentí un fuerte dolor en la pierna, era un calambre, no podía nadar, me puse nervioso...menos mal que me estaban mirando los socorristas. Uno de ellos rápidamente se tiró al agua a salvarme, mientras el otro llamaba a la policía para que mandaran una ambulancia.
Ya en la orilla empecé a reaccionar, me subieron a la ambulancia y me llevaron al hospital. Me atendieron, pero yo ya estaba bien.
Volví a la playa porque mi amigo estaba allí todavía. Yo le pedí disculpas por lo ocurrido.
Él me dijo: - No pasa nada, pero tienes que tener cuidado, para eso está la boya, hay un límite que respetar, el agua es peligrosa.
Yo me di cuenta que tenía toda la razón.
Me preguntó: -¿jugamos a las palas?
Y así terminó la tarde, jugando los tres juntos y tomando un refresco.
Pablo del na mañana de verano muy calurosa, me desperté como a las diez. Me levanté, me duché y desayuné un vaso de leche fría. Más tarde salí caminando por la ciudad rumbo a la playa y al pasar por la casa de mi amigo Luis me dijo: -¿vas para la playa?
Yo le contesté que sí y lo invité para que me acompañara. Él me preguntó si podía ir Verónica, su hermana.
¡Sí, claro!, le dije yo.
Marchamos los tres a la playa, él llevaba a Verónica sobre sus hombros y yo llevaba un tiburón inflable y una mochila de color verde.
Llegamos a la playa, había mucha gente, tiré todo y salí corriendo para tirarme al agua. Nadando y nadando...me pasé de la boya. Me di cuenta porque sentí un pitazo del socorrista.
Cuando volvía sentí un fuerte dolor en la pierna, era un calambre, no podía nadar, me puse nervioso...menos mal que me estaban mirando los socorristas. Uno de ellos rápidamente se tiró al agua a salvarme, mientras el otro llamaba a la policía para que mandaran una ambulancia.
Ya en la orilla empecé a reaccionar, me subieron a la ambulancia y me llevaron al hospital. Me atendieron, pero yo ya estaba bien.
Volví a la playa porque mi amigo estaba allí todavía. Yo le pedí disculpas por lo ocurrido.
Él me dijo: - No pasa nada, pero tienes que tener cuidado, para eso está la boya, hay un límite que respetar, el agua es peligrosa.
Yo me di cuenta que tenía toda la razón.
Me preguntó: -¿jugamos a las palas?
Y así terminó la tarde, jugando los tres juntos y tomando un refresco.
Pablo del Val

3 comentarios:

  1. Hola , esta lecturame sirvio y quiero preguntar
    ¿Alguien me podria ayudar a encontar las ideas secundarias de esta lecura? porfavor

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  2. Hola, necesito sacar adjetivos y artículos de esta lectura.

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  3. Hola, necesitó sacar adjetivos y artículos de este cuento..

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