El verano pasado yo viaje a mi pueblo, y la verdad no me apetecía mucho porque siempre que iba me aburría, pero ese verano fue distinto…
Cuando llegué allí todo era normal, le di un beso a mis abuelos como de costumbre y ordené la ropa que había llevado. Cuando acabé de hacer todo lo anterior fui a dar una vuelta, y para mi sorpresa había una chica nueva, se llamaba Lupita. Decidí estar con ella y me contó cosas muy divertidas de su familia, fue muy interesante aquella tarde. Por la noche fui a buscarla a su casa para ver si quería jugar al escondite en la plaza, también venían mi primo y mi amiga Bea. Resulta que me dijo que vivía en el Barrio Viejo, pero el número 45 ya no lo habitaba nadie. Así que nos fuimos un poco extrañados y, a decir verdad con algo de miedo no solo porque la casa no la habitase nadie, sino porque el Barrio Viejo quedaba a las afueras del pueblo y la verdad no nos sentíamos a gusto los tres allí solos.
Pasaron un par de horas y vimos aparecer a Lupita, obviamente le preguntamos por qué la dirección que nos dio era incorrecta y nos dijo que no era incorrecta que ella vivía allí. Por no discutir y viendo que se acercaban las 12:00 de la noche y no tendríamos que ir jugamos sin más.
Al irnos fui hablando con Bea y a las dos nos parecía una chica muy maja y agradable.
Al día siguiente, por la tarde fuimos a bañarnos al río mi madre, Bea y yo. Aproveché para preguntar a mi madre si sabía quién vivía en el 45 del Barrio Viejo y nos contó que allí hoy por hoy no vivía nadie, pero que antaño vivió un señor muy desagradable, dijo que se llamaba Laureano, y que no le gustaba que nadie se acercase ni a él ni a su hija. Bea y yo nos quedamos completamente paralizadas al oír eso y le pregunté a mi madre si sabía por casualidad como se llamaba aquella chica. Me dijo que no la conoció mucho pero que creía que se llamaba Lupi. Ahí sí que nos quedamos completamente paralizadas.
Esa noche mi primo, Bea y yo nos armamos de valor y fuimos a buscar a Lupita, Lupi o como se llamase. Una vez más no había nadie allí y nos tuvimos que dar la vuelta, en ese mismo momento cayó un rayo muy fuerte y se vio en el suelo un pequeño colgante con la forma de mitad de corazón, como el mío y los junté, si eso hice. Entonces aparecimos en casa de Lupita y pudimos ver a Laureano. Le echó la bronca a su hija porque alguien la había visto, la había visto como…
-Victoria, hija despierta has dormido todo el viaje
Victoria Martin
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