El primer día llegamos al recinto tras un largo viaje agotador nada más llegar cogimos nuestras maletas y subimos a las habitaciones que eran bastante grandes. Cuando ya estábamos instalados nos explicaron un poco las normas; los trabajos que teníamos que hacer, el recinto donde íbamos a estar … Luego fuimos a la piscina donde nos lo pasamos genial y sobretodo hicimos mucho nuevos amigos muy majos.
Ya llegó la hora de la cena y todos teníamos mucha hambre, entramos al comedor donde nos sentamos con gente nueva y nos conocimos un poco más. Después de la cena nos dieron tiempo libre y hay empezó el primer partidillo de futbol, a continuación hicimos un juego nocturno muy divertido llamado sardinas enlatadas en el que no encontrábamos al niño que se escondió y tuvieron que ir los monitores a buscarle.
Pasaban los días y los monitores cada vez nos sorprendían más con nuevas actividades, talleres o con yincanas por el pueblo. En una yincana por el pueblo teníamos que hacer diferentes retos que nos mandaba u monitor como por ejemplo pedir que nos hagan un huevo frito o hacerse una foto con una persona disfrazada de princesa. Por fin llego el día de hacer descenso en canoa, todos estábamos entusiasmadísimos porque hicimos una ruta muy bonita y sobretodo espectacular viendo que estabas en una orilla del rio y que tenías que cruzar al otro lado. (Fue sin duda alguna lo que más me gusto del campamento).
El antepenúltimo día fuimos a Portugal capital en la que fuimos a visitar unas cuantas cosas, pero también nos dejaron ir de compras y estar por las calles de Portugal libremente ( con límites marcados ). Cuando tras una larguísima y calidísima caminata llegamos al albergue y directamente nos tiramos todos de cabeza a la piscina.
Ya el campamento llegaba a su fin pero aún quedaban los dos últimos días más intensos. El penúltimo día teníamos una ruta con pistas por todo el pueblo de Tui para al final descifrar un mensaje oculto. Después nos fuimos a la piscina como todos o casi todos los días, pero ese día nos dejaron hinchables y balones, un balón le colamos por culpa del viento que hacía. Llego la hora de cenar, los monitores nos dieron una sorpresa y era que íbamos a cenar en unas mesas que había fuera del albergue al aire libre, ese día hicimos un juego nocturno como siempre y luego nos fuimos antes a dormir porque mañana iba a ser un día duro .
Llego el último día nos levantamos, hicimos la maleta metimos el saco en la bolsa y bajamos a desayunar, al terminar hicimos una limpieza general de todo el albergue, cuando el albergue ya estaba limpió cantamos por última vez el himno y llegaba la peor parte del campamento despedirnos de toda la gente, de todos los amigos que habíamos hecho pero al final llego el momento de meter nuestras maletas en el autobús e irnos.
En el autobús hablamos del campamento y cada vez que parábamos un gran grupo de personas de bajaban y así hasta que quedamos de bajar Burgos y Palencia. Cuando llegamos nos dio mucha pena despedirnos, pero estábamos contentos de haber llegado ya para descansar, porque fue un campamento inolvidable.
Javier Lacasa
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