viernes, 5 de mayo de 2017

Cuentos del faro: Un día de primavera

Un día de primavera mi padre decidió organizar una excursión como siempre a la naturaleza y que además nos sirviese para aprender algo. Pero todo se torció el día anterior cuando se apuntó mi primo. Mi primo se llama Sergio y tiene 17 años, debido a su edad está medio tonto por no decir tonto entero, pero lo peor de todo es que es del Atleti cuando todos los demás somos del Madrid. Para desgracia de mi padre el día anterior le regalaron un altavoz inalámbrico.
Por la mañana pronto fuimos a buscarlo y estuvo todo el viaje poniendo música en su altavoz, mi padre ya empezaba a echar humo por las orejas pero yo me lo estaba pasando bien. Legamos al bosque fósil de Verdeña y mi padre empezó a contarnos la historia del bosque que había sacado de internet. Pero no hicimos mucho caso de su explicación porque a pesar de que era primavera había mucha nieve y nos distrajimos mucho jugando con ella.
El día se fue complicando porque a pesar de ser primavera había mucha nieve. La nieve nos llegaba hasta las rodillas y no íbamos preparados porque llevábamos playeras, así que nos calamos todos los calcetines y los pantalones.
Pero fue todo a peor cuando fuimos a comer al embalse de Aguilar porque había un montón de procesionarias asquerosas. Las procesionarias son unos insectos que ponen sus huevos en las copas de los pinos y cuando eclosionan en forma de orugas peludas descienden al suelo para enterrarse debajo de la tierra para después convertirse en bichos voladores. Se llaman así porque para alimentarse forman una fila de cientos de ellas parecida a las procesiones de semana santa. Son peligrosas para niños y animales porque sus pelos dan alergia.
Así que entre todas ellas comimos y mi padre para vengarse del malicioso viaje que le dio mi primo por culpa del altavoz le contó todas las historias sobre lo peligroso que pueden ser las procesionarias y mi primo se asustó tanto que quería irse de allí cuanto antes, así que nos fuimos a ver la cueva de los franceses por pasar la tarde.
Nos gustó mucho pero hacía mucho frio dentro y había muchas zonas sin abrir. Como había tanta humedad y era tan oscura mi madre casi se cae de culo pero no pasó nada más importante. 
Al salir de la cueva de los franceses nos dirigimos al mirador de Valcabado. Mi primo y yo nos pusimos a hacer el bobo en el borde de la barandilla y mis padres juraron que si seguíamos haciendo el bobo nos tiraban por el precipicio, pero lo que yo realmente creo es que tenían vértigo.
Fue en ese momento cuando mi padre tuvo la oportunidad de lanzar el altavoz al vacío, pero no le dejamos.
Esa fue nuestra última visita del día y regresamos a Palencia.
Dejamos a mi primo y su altavoz en su casa y por fin mi padre pudo descansar, desde entonces no le ha vuelto a llevar a ninguna excursión más.
A pesar de todo me lo pasé muy bien, fue muy divertido cuando estuvimos jugando con la nieve, a mi lo de llevar el altavoz... no me pareció mala idea pero a los animalitos del bosque seguro que sí porque se asustarían de la música.
Pero lo peor de todo fueron las procesionarias… ANIMAL MÁS ASQUEROSO... EN LA VIDA
Sandra San Abelardo

jueves, 4 de mayo de 2017

Cuentos del faro: Un típico día de verano

Todo comenzó un típico día de verano en mi pueblo con mis amigas. Estábamos cerca del río donde vimos un libro en el agua, como nos pareció un poco extraño, bajamos. A ver de qué se trataba. Después de mucho tiempo intentando conseguirle le conseguimos. Subimos al puente justo encima del río y nos dimos cuenta de que solo personas muy especiales podían ver ese libro. Un escalofrío nos recorrió todo el cuerpo y empezamos a leerlo pero antes de que pudiéramos leer la primera página el libro nos absorbió. Al despertar estábamos en un bosque muy extraño porque no lo conocíamos. Al vernos unas a otras nos dimos cuenta de que también la ropa que llevábamos puesta no era la misma que antes y que cada una teníamos diferentes aspectos. Por ejemplo yo tenía el pelo negro con mechas moradas y una vestido también morado' Esther (una de mis amigas) tenía el pelo rubio y un vestido rojo, por último Maya llevaba un vestido azul y pelo también rubio con mechas azules. Al ver nuestros aspectos supimos que algo había pasado y que el libro tenía algo que ver. Decidimos que quien llevaría el libro sería Esther. Al decidir esto nos pusimos en marcha. Después de unas largas horas caminando llegamos a un castillo al que habían transformado en instituto, al vernos llegar todos ovacionaron a Esther, Maya pasó desapercibida y a mí la verdad me miraron y echaron a correr, y no sabía muy bien por qué. Conseguimos ver al director de la escuela y le contamos que todo había sido culpa de un libro. Nos dijo que le dejáramos a él el libro y así lo hicimos. Al bajar al patio vimos que había un montón de personas y nos decidimos sentar en una mesa con los que parecían los más majos pero al llegar solo cogieron a Esther y a Maya y se fueron pitando. Yo me senté en una mesa sola pero cuando se acabó el recreo Esther y Maya me contaron todo lo que les habían dicho. Como por ejemplo que estábamos en Ever Inster High una escuela para todos lps hijos e hijas de los personajes de cuentos más famosos. Al escuchar una parte que se referían a mí no pude no gritar un grandioso ¿QUÉ?
Creían que era una estudiante llamada Riviene Bud la estudiante hija de Maléfica, que Esther era la hija de Blancanieves y Maya era la hija del príncipe azul. Me parecía ridículo. El director nos había dicho a las clases a las que teníamos que ir, a míe tocó ir a hechizos malevolos, a Estjer y a Maya a Princesología. Me tocó ir a esa clase sola pero allí descubrí muchas cosas nuevas como por ejemplo como usar tu poderes para provocar el mal, solo había un problema... ¡Que yo no quería hacer el mal! Al salir de esa clase me reuní con Esther y con Maya para ir a la cafetería allí hablamos y me comentaron que era el mejor lugar en el que habían estado antes y que no querían volver por nada del mundo a la vida real. Al saber eso no quería decirlas que a lo mejor no podíamos volver y nos quedaríamls para siempre en aquel lugar para no darlas más ánimos de que se podrían quedar allí. Fui a hablar con los que me iba a sentar para comer y creedme que estoy muy enfadada, al verme llegar empezaron a cuchichear y les pregunte unas cosas solo una tuvo el valor de contestarme y esa era Ariadna Piper la hija de Aurora,me dio un poco de corte pregunatrla sabiendo que creía que era la hija de Maléfica, entonces vinieron otras personas, a la única que pude reconocer era a la hija de Caperucita Roja porque llevaba la capa y me defendieron lo cual vi un poco extraño ya que todos los demás me tenían "miedo".
Me lo contaron todo acerca de Ever Inster High,pero me sobresalté cuamdo me contaron que había un libro muy poderoso, ellos me lo describieron con pelos y señales y les pregunté porque era tan especial ellos me contestaron que si la hija de la villana más poderosa (o sea yo) lo tocaba podía ser el final de todis los cuentos y sus historias como ellos desaparecerían para siempre. Y también que Maléfica lo había intentado robar hace mucho tiempo pero según el director fracasó en el intento.
Al informarme bien de todo lo que pasaba decidí ir a contárselo a Maya y a Esther, pero ¡Ya lo sabían! Las contesté de muy maña manera pero me fastidió que no lo hubiesen contado. Por la noche quedamos en ir a por el libro, las estaba esperando en la puerta dle despacho del director cuando vi que venían con Ariadna y con Maddie (Hija de Cruella de Vil) me molestó un poco pero comprendí que sino no lo conseguiríamos. Al irse el director buscamos el libro pero nadie le encontró porque quien lo hizo fui yo. No resití la tentación de tocarle así que lo hice, pero en vez de destruirse del salió Maléfica, todas nos quedamos paralizadas sobretodo Ariadna. Maléfica me dio las gracias llamándome "hija”, también amenazó a Ariadna, al darse la vuelta para irse se dio cuenta de que tenía el libro en sus narices y le hizo desparecer. Al llegar al patio tocó el suelo e hizo que Ever Inster High flotara en el aire, todos se levantaron de sus camas y bajaron a ver qué pasaba pero se quedaron paralizados al ver a Maléfica allí. Nosotras bajamos corriendo, peor yo sentía una gran necesidad de arreglar lo que había hecho así que me acerqué a mi "madre" y la dije que me reuniría con ella si me devolvía el libro solo que no funcionó, ella me dijo que solo alguien se le podría arrebatar pero ni ella sabía quién era. El cielo se nublo y mientras que yo estaba con Maléfica mis amigas estaban preparando un plan.
Cuando empezaron el plan yo no sabía muy bien que hacer hasta que lo adiviné por mí misma, mientras Maléfica luchaba había dejado el libro solo así que le cojí temblando pero cuando vi que nadie salía me armé de valor, le abrí por el cuento de la Bella Durmiente, me abalancé sobre ella y el libro la atrapó de nuevo.
Cuando todo quedó solucionado, el director nos dijo como volver a casa lo cual significaba que nos tendríamos que despedir y al hacerlo Ariadna vino y nos dio el libro dejamos que nos absorbiera y llegamos de nuevo donde había comenzado toda nuestra aventura. Acordamos que yo me quedará el libro y después de todo esto nuestras vidas ya no serían las mismas y encima no se lo podíamos contar a nadie. Bueno esto es lo que conlleva vivir estas aventuras ¿No?
Continuará...
Gemma Pelaz Montero 

Cuentos del faro: Cinco chavales

Érase una vez 5 chavales Jorge, Alex, Carru, Matei y Omar. Esos chavales estaban un día en la nieve, más concretamente en los Himalayas. Bueno y os preguntaréis qué hacíamos allí a y si soy uno de los chavales Jorge. Bueno pues allí estábamos, en una excursión del colegio y si esta vez los Maristas no racanearon con el precio, y nos dieron un gran excursión que nos habíamos merecido. Haber, precisamente el hotel no es que fuera la caña sino que más bien era normalito o malo, también Carru se intentó llevar un cabra al hotel y la tuvo allí varios días, pero lo que no se puede no se puede y hubo que soltarla al campo. Bueno pues el primer día cogimos el avión que fue una tortura porque había el típico niño que da patadas al asiento y sino es porque me sujetaron le soltaba tal galleta que lo dejaba pegado a la pared. Después del infierno volador llegamos a Nepal, y después unos taxis nos recogieron en la puerta del aeropuerto dispuestos a llevarnos al hotel. La travesía fue una hora de horrores baches, trafico, un montón de ganado pasando por delante, muchas partidas al Clash Royale y muchos datos que volaron como pájaros. Al llegar al hotel había un vagabundo al que le faltaban tres dientes y estaba buscando en la basura del hotel y ahí es cuando me di cuenta de que sí que había racaneado el precio del viaje. Pero para lo que yo y mis amigos íbamos a estar dentro daba igual. Ese día comimos un poco de arroz, una coca cola y fruta, eso era lo que había en el menú pero menos mal que me había traído dinero y me compre un pastelillo para compensar y ese día hicimos poco más que eso que era beber, jugar al móvil y tirar a dar a una diana con unas botellas de cristal. Al día siguiente conocimos la capital de Nepal, que es Kathmandu, ese día lo que hicimos fue primero buscar alcohol, después escuchar música de Nepal directamente de los nepalíes, después fumamos cigarros de allí y comimos un Dhal Bhaat lo mismo que unas lentejas con arroz y muchas verduras y carnes de muchos tipos. Justo después de eso cogimos un taxi hasta una ciudad lejana, que nos ofrecía un gran lago en el que nos bañamos de noche y desnudos. Al día siguiente fuimos a un parque nacional en el que montamos elefantes y estuvimos viendo flora y fauna todo el día, pero también hubo momentos graciosos como que Carru casi se pincha un tranquilizante o que un tigre casi me come o que también nos pusimos pedo. Y llegó el día más esperado el día de ir a los Himalayas, y nosotros que íbamos un poco pedo y fumados se nos ocurrió la brillante idea de buscar al yeti. Nos tiramos un largo rato en el que por lo menos cuatro veces cada uno se cae rodando por la montaña, hasta que divisamos una cueva a lo lejos y fuimos tan listos que entramos. Imagínate de portada 5 borrachos son mutilados por un oso en una cueva, pero eso no paso, sino que nos encontramos al verdadero Yeti que nos invitó a tomar el té. Cosa que nosotros aceptamos inmediatamente, y bueno pues estuvimos un buen rato hablando con el yeti y  de repente, nos despertamos en un hospital y nos dicen que íbamos tan borrachos y fumados que habíamos alucinado con el Yeti, y que si no llega a ser porque un guía nos encontró nos hubiéramos quedado allí congelados.
Jorge Rey

Cuentos del faro: Navalguijo

En el Campamento de Navalguijo que organizó el colegio nos lo pasamos muy bien y hubo muchas cosas dignas de recordar pero una que me hizo especial ilusión fue cuando fuimos al río y había un islote en medio.
La inmensa mayoría fue nadando al islote o se había quedado hablando, una vez que habíamos llegado empezamos a hacer carreras de ida y de vuelta ,cosa que molo bastante y luego nos tiramos desde un trampolín natural que había.
¡¡¡Fue una pasada!!!
Eduardo Merino

miércoles, 3 de mayo de 2017

Cuentos del faro: En mi pueblo

El verano pasado yo viaje a mi pueblo, y la verdad no me apetecía mucho porque siempre que iba me aburría, pero ese verano fue distinto…
Cuando llegué allí todo era normal, le di un beso a mis abuelos como de costumbre y ordené la ropa que había llevado. Cuando acabé de hacer todo lo anterior fui a dar una vuelta, y para mi sorpresa había una chica nueva, se llamaba Lupita. Decidí estar con ella y me contó cosas muy divertidas de su familia, fue muy interesante aquella tarde. Por la noche fui a buscarla a su casa para ver si quería jugar al escondite en la plaza, también venían mi primo y mi amiga Bea. Resulta que me dijo que vivía en el Barrio Viejo, pero el número 45 ya no lo habitaba nadie. Así que nos fuimos un poco extrañados y, a decir verdad con algo de miedo no solo porque la casa no la habitase nadie, sino porque el Barrio Viejo quedaba a las afueras del pueblo y la verdad no nos sentíamos a gusto los tres allí solos. 
Pasaron un par de horas y vimos aparecer a Lupita, obviamente le preguntamos por qué la dirección que nos dio era incorrecta y nos dijo que no era incorrecta que ella vivía allí. Por no discutir y viendo que se acercaban las 12:00 de la noche y no tendríamos que ir jugamos sin más.
Al irnos fui hablando con Bea y a las dos nos parecía una chica muy maja y agradable.
Al día siguiente, por la tarde fuimos a bañarnos al río mi madre, Bea y yo. Aproveché para preguntar a mi madre si sabía quién vivía en el 45 del Barrio Viejo y nos contó que allí hoy por hoy no vivía nadie, pero que antaño vivió un señor muy desagradable, dijo que se llamaba Laureano, y que no le gustaba que nadie se acercase ni a él ni a su hija. Bea y yo nos quedamos completamente paralizadas al oír eso y le pregunté a mi madre si sabía por casualidad como se llamaba aquella chica. Me dijo que no la conoció mucho pero que creía que se llamaba Lupi. Ahí sí que nos quedamos completamente paralizadas.
Esa noche mi primo, Bea y yo nos armamos de valor y fuimos a buscar a Lupita, Lupi o como se llamase. Una vez más no había nadie allí y nos tuvimos que dar la vuelta, en ese mismo momento cayó un rayo muy fuerte y se vio en el suelo un pequeño colgante con la forma de mitad de corazón, como el mío y los junté, si eso hice. Entonces aparecimos en casa de Lupita y pudimos ver a Laureano. Le echó la bronca a su hija porque alguien la había visto, la había visto como…
-Victoria, hija despierta has dormido todo el viaje
Victoria Martin

Cuentos del faro: Tui un campamento inolvidable

El primer día llegamos al recinto tras un largo viaje agotador nada más llegar cogimos nuestras maletas y subimos a las habitaciones que eran bastante grandes. Cuando ya estábamos instalados nos explicaron un poco las normas; los trabajos que teníamos que hacer, el recinto donde íbamos a estar … Luego fuimos a la piscina donde nos lo pasamos genial  y sobretodo hicimos mucho nuevos amigos muy majos.
Ya llegó la hora de la cena y todos teníamos mucha hambre, entramos al comedor donde nos sentamos con gente nueva y nos conocimos un poco más. Después de la cena nos dieron tiempo libre y hay empezó el primer partidillo de futbol, a continuación  hicimos un juego nocturno muy divertido llamado sardinas enlatadas en el que no encontrábamos al niño que se escondió y tuvieron que ir los monitores a buscarle.
Pasaban los días y los monitores cada vez nos sorprendían más con nuevas actividades, talleres o con yincanas por el pueblo.  En una yincana por el pueblo teníamos que hacer diferentes retos que nos mandaba u monitor como por ejemplo pedir que nos hagan un huevo frito o hacerse una foto con una persona disfrazada de princesa. Por fin llego el día de hacer descenso en canoa, todos estábamos entusiasmadísimos porque hicimos una ruta muy bonita y sobretodo espectacular viendo que estabas en una orilla del rio y que tenías que cruzar al otro lado. (Fue sin duda alguna lo que más me gusto del campamento).
El antepenúltimo día fuimos a Portugal capital en la que fuimos a visitar unas cuantas cosas, pero también nos dejaron ir de compras y estar por las calles de Portugal libremente ( con límites marcados ). Cuando tras una larguísima y calidísima caminata llegamos al albergue y directamente nos tiramos todos de cabeza a la piscina.
Ya el campamento llegaba a su fin pero aún quedaban los dos últimos días más intensos. El penúltimo día teníamos una ruta con pistas por todo el pueblo de Tui para al final descifrar un mensaje oculto. Después nos fuimos a la piscina como todos o casi todos los días, pero ese día nos dejaron hinchables y balones, un balón le colamos por culpa del viento que hacía. Llego la hora de cenar, los monitores  nos dieron una sorpresa y era que íbamos a cenar en unas mesas que había fuera del albergue al aire libre, ese día hicimos un juego nocturno como siempre y luego nos fuimos antes a dormir porque mañana iba a ser un día duro .
Llego el último día nos levantamos, hicimos la maleta metimos el saco en la bolsa y bajamos a desayunar, al terminar hicimos una limpieza general de todo el albergue, cuando el albergue ya estaba limpió cantamos por última vez el himno y llegaba la peor parte del campamento despedirnos de toda la gente, de todos los amigos que habíamos hecho pero al final llego el momento de meter nuestras maletas en el autobús e irnos.
En el autobús hablamos del campamento y cada vez que parábamos un gran grupo de personas de bajaban y así hasta que quedamos de bajar Burgos y Palencia. Cuando llegamos nos dio mucha pena despedirnos, pero estábamos contentos de haber llegado ya para descansar, porque fue un campamento inolvidable.
Javier Lacasa

martes, 2 de mayo de 2017

Cuentos del faro: Mis vacaciones en Irlanda

La historia empieza porque mis padres me dieron la oportunidad de irme de intercambio a un pueblo de Irlanda durante las vacaciones de verano. Creía que estaban locos ya que era la primera vez que me dejaban sola tanto tiempo sin su supervisión. Yo tampoco tenía muchas ganas de ir. Era un verano en un pueblo que ni conocía, cerca de Dublín, pero pensar que podría estar tres meses sin la supervisión de mis padres me daba más razones para irme. 
Llegué al avión muy nerviosa, porque me dan un miedo terrible los aviones, podría morirme en ese viaje, por algún fallo técnico o algo parecido. Me aguante los miedos y subí al avión. Me despedí de mis padres, y me embarqué en este viaje. Fue un viaje muy tranquilo, con algunas turbulencias. Estaba sentada al lado de una chica, de aspecto un poco raro, de unos 18 años, muy amable, por cierto. Me habló de donde iba a ir ella, justamente también iba de intercambio a Irlanda, pero a otro pueblo. Cuando por fin llegamos me despedí de ella y mi familia me recibió rápidamente. 
Tenían dos hijas, una de 8 años y otra de 13. Me llevaba mejor con la mayor, por la edad. Podríamos decir que era una familia normal, no detectaba nada anómalo en ellos. Lo que me sorprendió mucho es que les entendía perfectamente, por lo menos en el viaje para el pueblo. Me dijeron que estaban muy alegres de recibirme y que nos lo íbamos a pasar muy bien. Llegamos al pueblo, pequeño pero bonito. Su casa era muy humilde, cuatro habitaciones y dos baños. Tenía un jardín bastante grande, con un perro muy mono. Llegué a mi habitación, en la segunda planta, y deshice las maletas. Eran las 6 de la tarde, hora de cenar en Irlanda, no tenía mucha hambre, pero me fui acostumbrando. Me pusieron su comida típica, pescado con patatas fritas. Estaba muy bueno. Después de cenar vimos la televisión un rato pero nos tuvimos que ir a la cama pronto. Había que madrugar al día siguiente, ya que me iban a hacer un tour por Irlanda. 
Me despertaron a las 8 de la mañana, no me apetecía nada levantarme, pero para no causar mala sensación me levanté rápidamente y bajé a desayunar. Me prepararon unos huevos revueltos, tostadas, leche, cereales, galletas, zumo de naranja y un plato de alubias. Estaba acostumbrada a tomar solo leche con cereales, así que dejé las alubias.
 Cogimos el coche y a mitad del camino, yo estaba reventada, por la comida y por el viaje, así que no me quedó más remedio que echarlo todo, vomité. Paramos en una gasolinera, cerca de donde estábamos, y pudimos limpiar todo el desastre que armé. Descansé un poco y cuando ya me encontré mejor volvimos al coche. Fuimos a Dublín, visitamos la catedral de San Patricio, el parque Fénix, muchos museos que había por el entorno, y lo más divertido fue ir al parque acuático. 
Tuvimos que comer en restaurantes de comida rápida pero fue un día alucinante. Llegamos a casa a las 5:30 de la tarde. Listos para darnos un baño y cenar. Durante esos meses aprendí mucho sobre los irlandeses y sus costumbres, y lo que es más importante, aprendí mucho inglés.    
Elsa Hervás Francia

lunes, 1 de mayo de 2017

Cuentos del faro: El hotel maldito

-Me llamo Andrea, tengo 12 años y vivo en Palencia. Voy a contar lo que me ocurrió en una excursión del colegio. Íbamos a pasar una semana en Colorado (USA) cerca de las montañas rocosas en el hotel Stanley. Solo pudimos ir 4 niñas y 4 niños. Cuando llegamos nos dieron el número de la habitación, a las niñas nos dieron el número de habitación 217 y a los niños 201. Mis compañeras eran: Lorena, Elena, Eva y yo.
Cuando entramos en la habitación dejamos nuestras cosas en la cama y bajamos a cenar.
-¿Andrea que te parece este hotel?
–A mí me gusta mucho Lorena, pero me he informado de este hotel y se dice que habitan espíritus.
- Eso son bobadas Andrea.
- Hay una habitación que está cerrada.
-¿Cuál es? - Elena la habitación es la 418.
-¿Y porque la cerraron?
-Te voy a contar la historia de la habitación.
-Vale.
- Antes esa habitación la podía usar cualquiera, pero una vez, una persona decidió entrar a la habitación y había como una mano que al entrar te echaba y no solo eso, cuando esa persona consiguió entrar las cosas se movían solas, aparecían sombras, espíritus etc.
-¡Qué miedo!
- Por suerte la cerraron si no nos podría haber tocado.
-Y menos mal que no nos ha tocado la cuarta planta.
-¿Porque?
-Lorena, dicen que en esa planta se han podido llegar a observar a un espíritu de un niño y a un espíritu de una niña de pelo rubio jugando a la pelota.
-A la cama todo el mundo se ha acabado la cena.
- ¡Tengo una idea!
-¿Cuál?
-Primero subamos y luego os la cuento.
-Lorena, Elena, Eva vamos adentro.
-Haceos las dormidas… Al cabo de 3 horas.
-¡Nos hemos quedado dormidas! Elena, Eva, Lorena ¡despertad!
-Andrea date la vuelta, se acaba de encender la televisión.
-No me tomes el pelo la has encendido tú.
-De verdad que no. Vale, vamos a ir a la habitación 418
-Si esa habitación está cerrada.
- No importa enciende la luz Lorena.
-Vale.
-¡Ya está! .Cuando Lorena se fue con las demás la luz se apagó.
-¿Pero qué haces encendiendo y apagando la luz?
- Se acaba de apagar ella sola.
- Bueno, vamos a la habitación 418, ¿tenéis ya una horquilla de pelo?
- sí, yo tengo.
-Ya hemos llegado, Andrea yo no quiero abrir, toma la horquilla.
- ¡De acuerdo! Cuando abrí la puerta empezó a sonar un piano que procedía del final del pasillo.
-¿Habrá alguna actuación?
-Imposible, son las 4:00 de la mañana vamos a acercarnos.
- Andrea aquí no hay nada.
- Andrea he visto una luz subiendo las escaleras.
-Pero qué dices, se nota que estás cansada
- Bueno vamos a la habitación 418 y a ver lo que hay.
- De repente salen dos fantasmas de unas niñas -Andrea, Lorena ,Eva ¿habéis visto lo mismo que yo? Todas dijimos que sí y fuimos corriendo hacia las habitaciones de los profesores. Después de contarles todo lo sucedido decidieron que al día siguiente volvíamos a casa.
Andrea González Flores

Cuentos del faro: Aventura de piratas

Toda empieza en Girona, Tossa de Mar, un pequeño pueblo de la costa brava. El pueblo tiene un castillo con vistas al mar y visitas guiadas. En el mar puedes hacer un motón de cosas, es un pueblo donde se puede pescar, hay marisco fresco y tiene unos helados muy parecidos a los italianos, pero no con el mismo sabor. El pueblo tiene 3 playas diferentes, en una de esas playas hay un centro de actividades acuáticas. Puedes hacer ski acuático, buceo… 
Yo escogí hacer buceo. Una vez que llegas a la playa te dan las bombonas y el equipo necesario, te ayudan a ponértelo. Antes de todo te explican cómo bucear, una vez que ya estés listo entras al agua por la orilla poco a poco. En el agua cristalina te pones las aletas y empiezas a bucear, empiezas a ver peces de todo tipo de colores y especies, langostas incluso pulpos escondidos en las rocas para protegerse. Pero entonces a mí me reflejo la luz del sol en algo y no veía nada. Intente bajar a ver que era y era un medallón.
Le pregunte a mi profesor de buceo que de dónde provenía y me dijo que seguramente de la era de los piratas. En el medallón había una fecha y un símbolo.
La fecha que ponía era 78ac, en el siglo VIII y el símbolo una calavera con dos espadas clavadas. Fui preguntando por todo el pueblo a ver si conseguía que alguien tuviera algo de conocimiento, entre en un bar que era una imitación de las tabernas piratas y tenías que ir disfrazado de pirata. Todo era lo mismo mesas redondas vasos de metal, pañuelos en la cabeza incluso loros de verdad.
Pregunte a un hombre muy sospechoso que estaba en un rincón, y me dijo algo de que en esa fecha Julio Cesar atacó a los piratas de Cilicia actual Turquía. Estos piratas atacaron por muchos años el Mediterráneo. En la contienda murieron cerca de 10.000 piratas y unos 20.000 de ellos fueron capturados.
Entonces tuve que tomar un vuelo a Turquía, y buscar a algún buceador que siga a los piratas y buceando en un barco hundido encontró esto. Tardé días hasta que encontré una asociación de buceadores que solo bucean para eso. Pregunté si era de alguien y al parecer era del jefe, y yo dije ¡Genial! Y ¿Dónde está? Me contestaron que estaba en Tossa de Mar buscando el medallón perdido, que al parecer era de sus ancestros. Entonces quedamos en la playa dónde yo lo había encontrado.
Y me ofreció que cada verano me fuera a Turquía a bucear con ellos con todos los gastos pagados.
El medallón al parecer fue de uno de los piratas más importantes del mundo “Jack Sparrow”.
Mario González

domingo, 30 de abril de 2017

Cuentos del faro: En la estación de esquí

Esto fue hace tres años en San Isidro, la estación de esquí. El primer día subimos a las pistas a ver si podíamos esquiar porque estaba lloviendo. Esquiamos igual aunque nos tuvimos que ir a las dos horas porque ya estábamos calados, nos fuimos al hotel a descansar. Al día siguiente nos cerraron las pistas y tampoco pudimos, pero como vimos en la televisión que había un temporal en Gijón de las olas que eran muy grandes decidimos ir a verlas. Nosotros bajamos el puerto sin cadenas y, cuando llegamos nos quedamos alucinados con lo grande que eran, hicimos unas cuantas fotos, vimos a la televisión y el paseo marítimo estaba cerrado porque las olas habían arrancado la valla. Como teníamos hambre queríamos ir a comer algo, y se nos ocurrió ir al MacDonal´s. No estaba muy lejos, pero la carretera de al lado de la playa estaba cerrada y había atasco, estuvimos como dos horas en el. A las doce ya llegamos a comer, nos comimos la hamburguesa y nos fuimos para el hotel. Cuando subíamos el puerto estaba nevando mucho y tuvimos que poner las cadenas, íbamos con dos coches delante uno eran nuestros amigos y los otros no les conocíamos. Ya llegando a la Raya el coche de adelante se queda parado no le conseguía mover, nosotros fuimos a ayudarle a empujar pero tampoco lo conseguimos. Mi madre llamo al 112 para que pasase la quitanieves, pero nos dijeron que no venía que iban ellos a rescatarnos. Como tardaban tanto a mi padre se le ocurrió dar la vuelta se puso a buscar un sitio para darla, suerte tuvimos que mi padre lo encontró. Fuimos todos a ayudar a empujar y dar indicaciones, como lo conseguimos seguimos con los dos coches más. Sacamos la cámara para hacer unas fotos de la ventisca que había. Cuando ya estábamos bajando nos encontramos a la policía que subía a por nosotros, ya que no podíamos dormir en el hotel de arriba nos acompañó la policía a un hotel para dormir esa noche, porque ya eran las tres de la madrugada. A la mañana siguiente nos subimos detrás de la quita nieves.
Sin duda fue una aventura más de las que me quedan por vivir, en esos momentos no sabes si te vas a quedar a dormir allí o que podrá pasar.
Patricia Fernández Alonso

Cuentos del faro: Una tarde de verano distinta

Una mañana de verano muy calurosa, me desperté como a las diez. Me levanté, me duché y desayuné un vaso de leche fría. Más tarde salí caminando por la ciudad rumbo a la playa y al pasar por la casa de mi amigo Luis me dijo: -¿vas para la playa?
Yo le contesté que sí y lo invité para que me acompañara. Él me preguntó si podía ir Verónica, su hermana.
¡Sí, claro!, le dije yo.
Marchamos los tres a la playa, él llevaba a Verónica sobre sus hombros y yo llevaba un tiburón inflable y una mochila de color verde.
Llegamos a la playa, había mucha gente, tiré todo y salí corriendo para tirarme al agua. Nadando y nadando...me pasé de la boya. Me di cuenta porque sentí un pitazo del socorrista.
Cuando volvía sentí un fuerte dolor en la pierna, era un calambre, no podía nadar, me puse nervioso...menos mal que me estaban mirando los socorristas. Uno de ellos rápidamente se tiró al agua a salvarme, mientras el otro llamaba a la policía para que mandaran una ambulancia.
Ya en la orilla empecé a reaccionar, me subieron a la ambulancia y me llevaron al hospital. Me atendieron, pero yo ya estaba bien.
Volví a la playa porque mi amigo estaba allí todavía. Yo le pedí disculpas por lo ocurrido.
Él me dijo: - No pasa nada, pero tienes que tener cuidado, para eso está la boya, hay un límite que respetar, el agua es peligrosa.
Yo me di cuenta que tenía toda la razón.
Me preguntó: -¿jugamos a las palas?
Y así terminó la tarde, jugando los tres juntos y tomando un refresco.
Pablo del na mañana de verano muy calurosa, me desperté como a las diez. Me levanté, me duché y desayuné un vaso de leche fría. Más tarde salí caminando por la ciudad rumbo a la playa y al pasar por la casa de mi amigo Luis me dijo: -¿vas para la playa?
Yo le contesté que sí y lo invité para que me acompañara. Él me preguntó si podía ir Verónica, su hermana.
¡Sí, claro!, le dije yo.
Marchamos los tres a la playa, él llevaba a Verónica sobre sus hombros y yo llevaba un tiburón inflable y una mochila de color verde.
Llegamos a la playa, había mucha gente, tiré todo y salí corriendo para tirarme al agua. Nadando y nadando...me pasé de la boya. Me di cuenta porque sentí un pitazo del socorrista.
Cuando volvía sentí un fuerte dolor en la pierna, era un calambre, no podía nadar, me puse nervioso...menos mal que me estaban mirando los socorristas. Uno de ellos rápidamente se tiró al agua a salvarme, mientras el otro llamaba a la policía para que mandaran una ambulancia.
Ya en la orilla empecé a reaccionar, me subieron a la ambulancia y me llevaron al hospital. Me atendieron, pero yo ya estaba bien.
Volví a la playa porque mi amigo estaba allí todavía. Yo le pedí disculpas por lo ocurrido.
Él me dijo: - No pasa nada, pero tienes que tener cuidado, para eso está la boya, hay un límite que respetar, el agua es peligrosa.
Yo me di cuenta que tenía toda la razón.
Me preguntó: -¿jugamos a las palas?
Y así terminó la tarde, jugando los tres juntos y tomando un refresco.
Pablo del Val

sábado, 29 de abril de 2017

Cuentos del faro: Mi propia historia

Bueno esta historia empieza cuando mi hermanito querido ganó el campeonato de kumité, (el kumité es combate), entonces pues le dieron una copa y mis padres le hicieron trescientas mil fotos y todo el mundo felicitándole y etcétera… En fin a lo que vamos: que un par de días después, nos mandaron una carta a casa diciendo que mi hermano tenía que acudir a la preselección de España ¡que emoción desprendía! El que caso es que fue a la preselección y… ¡sorpresa! Le escogieron. Ya os podéis imaginar hasta donde se le subieron los humos cuando se enteró que al escogerle para el campeonato de España se iba a Córdoba. Y finalmente llegó la susodicha semana en la que nos íbamos a Córdoba, en realidad mi hermano tenía que viajar sólo con el club Fujisan pero mis padres no querían dejar sólo a su criatura…, a lo que vamos, que llegamos allí y mis padres y yo pasamos la noche en un apartamento mientras mi hermano estaba en el hotel con los de Fujisan. Había que dormir bien porque al día siguiente era el campeonato. Llegó el día y mi hermano ya estaba en el polideportivo, mis padres y yo estábamos yendo hacia allí pero entonces nos para la policía y… nos pide un favor, ¡el favor de que yo entrara en la nave de unos narcos pidiendo drogas para que cuando me la fuesen a dar detenerles infraganti! Mis padres fliparon. Yo les decía que sí que quería, porque yo de mayor quiero ser policía, y aunque no les veía muy convencidos al final cedieron. Salimos del coche y entramos en una “carpa” que había montado la poli. Y ahí estaba yo emocionadísima, al lado mis padres comiéndose la uñas y enfrente una policía poniéndome un chaleco antibalas mientras me explicaba todo. Yo no estaba nerviosa, pero en el momento en el que estaba enfrente de la puerta oyendo a la policía por el pinganillo… bueno, me entraron mis dudas…Igualmente decidí seguir adelante y llamé a la puerta. Me contestaron gritando: ¡QUÉ! Y yo hecha un flan: me han dicho que aquí venden buena droga. Automáticamente se abrió la puerta y pude ver una nave que debía tener cientos de quilos drogas, entonces el narco me preguntó de qué tipo y entonces di la señal para que los cuerpos especiales entraran: ¿la tenéis sabor tutifruti? Unos 5 segundos después los polis estaban dentro apuntando a los narcos. El que me había abierto la puerta me miró con una cara mientras le estaban esposando… Al final a mí me felicitaron con todo eso muy bien, muy valiente, bla, bla, bla  y fue entonces cuando nos acordamos del campeonato de mi hermano…Por suerte llegamos a tiempo para ver como mi hermano quedaba tercero. FIN
Irene de las Heras

Cuentos del faro: Mi propia historia basada en su gran parte en hechos reales

Aquel año sorprendentemente termine el curso con bastante melancolía. Ya había terminado primaria en el colegio y esto implicaba dejar una etapa de la niñez atrás. Pero bueno ya era verano y nada me iba a impedir disfrutarlo a tope, además mis padres ese año habían organizado unas vacaciones por todo lo alto. Íbamos a hacer un “tour” por Francia, lo único era que el desplazamiento iba a ser demasiado caro si íbamos en avión, así que íbamos a ir en coche, no sé cuántos kilómetros. Primero íbamos a ir a Bordeaux, luego a Amboise a ver los castillos de Loira y ya después por mi hermano y su afición por la historia y especialmente la Segunda Guerra Mundial a Caen y las playas del desembarco, también íbamos a ir a Disney Land, como no podía ser de otra manera y después a París.
Los dos primeros días fuimos a Bordeaux y era bastante bonito, pero debo reconocer que tenía bastante miedo por los atentados que habían sucedido recientemente.
Y ya por fin fuimos a Amboise, era un pueblecito pero a sus alrededores tenía castillos impresionantes de ver. Allí estuvimos tres días, el primero fuimos a ver Chenonceau, el castillo de las damas, por cierto era precioso por dentro porque estaba genial decorado con la mayoría de cosas originales de la época y por fuera era perfecto para hacerse unas fotos y dejar a la gente alucinada.
El segundo día fuimos a Chambord, por fuera era gigante y precioso como los demás, yo iba con muchísima ilusión porque en el fondo me sentía como una princesa visitando los castillos. Cuando entre, la verdad es que me decepcione un poco no estaba casi amueblado, solo con algún que otro tapiz y las cocinas con los muebles renovados que disponía una cocina normal y corriente, eso sí grande. Decidimos no coger ni una audio guía, ni a un guía porque mi hermano insistía en explicar cada habitación. Hizo su labor bastante bien, nos explicó cada uso que el rey Francisco I otorgaba a cada rincón del castillo. Ya estaba cansada y no me estaba gustando demasiado el castillo, así que iba con pocas ganas a cada habitación. Pero cuando llegamos a las cocinas, me sorprendió que no hubiera nadie y al sumergirme en el pensamiento de ver a las cocineras cocinando allí para el rey, no me di cuenta de la gran isla que había en medio de la cocina y me tropecé con su esquina y caí sobre una pared muy cercana a una estantería llena de comida de plástico. Por poco no me doy en la cabeza con una balda. Pero al caer contra la pared con tal fuerza una puerta escondida se abrió hacia un pasillo con unas escaleras muy profundas. Mi familia y yo nos miramos y creo que todos pensamos que nos deberíamos ir, pero nuestros cuerpos ya estaban en el pasillo.
Estaba viniendo un grupo de turistas con el guía hacia la cocina cuando de repente en ese momento la puerta se cerró de golpe dejándonos completamente a oscuras, la única luz que había eran las luces de las linternas de nuestros móviles que estábamos empezando a encender. El pasillo era muy largo y profundo. Y cuando ya avanzamos lo suficiente, muy a lo lejos se podía distinguir una luz bastante brillante. Continuamos pensando que podríamos salir por allí.
Cuando llegamos por fin al final del pasillo, nos encontramos en un jardín en medio de un montón de árboles que pensamos que era el bosque que rodeaba al castillo. Mis padres y yo pensamos que era precioso pero no sabíamos porque aquella maravilla estaba escondida tras una puerta secreta y un largo pasillo. Mi hermano iba un paso adelantado, estuvo un rato reflexionando y después nos contó que había una leyenda que decía que el rey Francisco I tenía un jardín escondido tras alguna pared de su castillo. Ese jardín lo usaba para ver discretamente a su amante. El jardín encajaba a la perfección con el que contaba la leyenda y al final Chambord fue un castillo mucho más especial que el resto de los que habíamos visto o tal vez los demás también tienen sus secretos escondidos.
Cuando salimos de la cúpula del jardín una puerta, dimos con el jardín de la parte de atrás del castillo. El jardinero que había por allí nos preguntó que qué hacíamos por esa zona y nosotros fingimos que no le entendíamos y nos fuimos corriendo. Pensamos que si se lo contábamos a alguien esa cúpula se volvería pública y ese lugar secreto donde el rey podía ser realmente feliz, perdería la vida.
Ese fue el mejor verano de nuestras vidas.
Belén Castro Ortega

viernes, 28 de abril de 2017

Cuentos del faro: Hace muchos años

Hace muchos años, cuando yo era muy pequeño, tendría sobre un año y medio, mis padres, mi hermano y yo nos fuimos de vacaciones a pasar unos días a París
Como queríamos ver la ciudad, mis padres cogieron las habitaciones en un hotel del centro de París. Al tercer día de estar allí quisimos ir a Eurodisney. 
Nos arreglamos pronto, desayunamos en el hotel y sin perder el tiempo nos fuimos a coger el metro que nos tenía que llevar a Disney. Mi padre sabe un poco de francés, pero creo que ese día confundió alguna palabra. 
Nos montamos en el metro que iba hasta Disney. Mi madre me llevaba en brazos. Cuando estábamos a mitad de camino, el metro se paró en una estación y la gente se bajó. Nosotros seguíamos sentados tranquilamente.
Mi madre le decía a mi padre que la gente parecía que desde fuera nos quería decir algo con señas, pero no entendíamos nada. Seguimos allí sentados. 
Cuando el tren se puso otra vez en marcha, no había nadie más en él. Solo nosotros cuatro. Llegamos hasta donde los trenes aparcan y ya no van más lejos. Mis padres intentaron abrir las puertas pero no se abrían. Nos pusimos muy nerviosos. Al final las consiguieron abrir y salimos. Tuvimos que saltar porque no había andén y era muy alto. Mi padre fue a buscar a alguien mientras mi madre conmigo en brazos y mi hermano esperamos. 
Al final vino mi padre con un señor que era un conductor. Nos mandó montarnos en el cabina del conductor y nos llevó hasta la misma estación de Disney mientras nos enseñaba como se conducía el metro. A mi hermano hasta le dejo coger los mandos. Pasamos un poco de miedo pero luego fue divertido y la gente muy amable. 
Eduardo Carruesco

Cuentos del faro: Viaje a Roma

Uno
Una vez fui de viaje a Roma, pero no fue un viaje normal. Fui con mis padres, yo tendría unos 9 años, cuando de repente me perdí entre la multitud. Entre aquellos momentos de angustia encontré a un señor mayor un tanto sospechoso, claro yo al verle salí corriendo y encontré a un policía, por suerte me aprendí los números de teléfono de mis padres.
Un tiempo después ya con mis padres fuimos a ver el Vaticano, pero no sé cómo de repente apareció el mismo señor, pero ahora estaba más cerca nuestro y cada vez más y más. De repente en mitad del día empieza a caer una tormenta tremenda en la cual no se veía un palmo más adelante tuyo, por suerte tan solo nos mojamos un poco. Ya empezaba a anochecer así que volvimos al hotel a dormir.
Dos
Al día siguiente yo me levanté pronto para desayunar, cuando vi de titular en un periódico en el que ponía…``asesinato en el vaticano´´. Yo pensé ¿quién pudo ser?  Y se me vino a la cabeza la cara del señor que nos encontramos, entonces subí corriendo a la habitación y les dije a mis padres que teníamos que llamar a la policía, pero me dijeron que si no tenía pruebas de que fuese él no deberíamos llamar.
Este día fue tranquilo, fuimos a visitar el coliseo y también a visitar las ruinas romanas, en las cuales había una estatua un poco extraña… había una cara con un ojo y alrededor suyo un triángulo, pero me gusto.
Empezaba a anochecer, así que, nos tuvimos que ir al hotel. Esa noche soñé con que el señor de la estatua que vi era el asesino del vaticano, extraño ¿verdad?
Tres
Al día siguiente, me fui a Sicilia a comer a allí y a visitar un poco Mesenia. Cuando estábamos comiendo me percaté de que había un faro altísimo, pero cuando vi a quien bajaba por allí… ¡era el señor sospechoso! pero como un valiente que soy fui a hablar con él y a preguntarle que por qué vivía en un faro.
Cuando me fue a hablar estornudo muy fuertemente y se empezó a ahogar, por suerte estaba hablando con él y pude llamar a la ambulancia. Gracias a dios no pasó nada tan solo se atraganto con lo que había comido.
Cuando salió del hospital le dije que qué tal se encontraba, pero el cambio de tema rápidamente.
Cuatro
Hoy era el último día, así que, hoy día de relax. Hoy fuimos otra vez a ver el faro, y si allí estaba, esperándome para hablar.
Me dijo que se llamaba Antonio, y que si había oído lo del asesinato. En estos momentos yo estaba asustado de que decirle que si o que no, así que dije que qué asesinato, pero me di cuenta de que en la casa del vecino había algo sospechoso…
Le dije que si me acompañaba a investigar, y él aceptó.
Después de un tiempo buscando por arriba, por abajo, por el medio y hasta detrás de las rocas encontramos un sótano bajamos y bum allí estaba el muerto, así que, fuimos a decírselo a los policías y nos acompañaron hacia el lugar, pero cuando llegamos el cuerpo no estaba, pero cuando vimos a un señor corriendo con un saco, nos dimos cuenta de que se lo querían llevar.
Después de una persecución encontramos al malo y le metieron en la cárcel.
 Yo como al principio pensaba que era Antonio pero no hay que fiarse solo de las apariencias.
Pablo Boudon Pérez

jueves, 27 de abril de 2017

Cuentos del faro: El peor viaje de mi vida

Hola, soy Alfredo y os voy a contar una historia que me paso con Lucio, Gumersindo y Pepe. En el avión nos habían tocado los peores sitios, a mí me tocó el niño que da pataditas a la silla, a Lucio el hombre que ronca mucho, a Gumersindo el comilón que mastica con la boca abierta y a Pepe la madre con el niño llorón.
Bueno, unas 10h de sufrimiento. Al llegar a América nos fuimos al hotel y para relajarnos nos fuimos a la piscina. Nuestra sorpresa fue encontrarnos un caimán en medio de la piscina. Así que decidimos ir a dar una vuelta por el bosque tropical.
Nuestra suerte no cambió, nos encontramos a una mafia transportando maría, coca, farlopa,…bueno como queráis llamarla. Lo malo es que somos adictos a las armas, así que cuando vimos una escopeta nos enamoramos. A mí me gustaba más el bazzoka. Pero sin querer lo cogí y disparé hacia uno de los camiones de farlopa y claramente los mafiosos se enfadaron. Nos persiguieron hasta la Casa Blanca pero cuando vieron a Trump huyeron como cachorritos.
POSDATA:
Le dimos un abrazo a Trump y nos encerraron en la cárcel durante 1 mes. En ese tiempo nos mazamos. Al salir nos lo pasamos pipa el resto del año.
Matei Petru Bolborici

Cuentos del faro: Un campamento lleno de sorpresas

Hace aproximadamente unos 2 años mis padres me apuntaron a un campamento de verano con dos amigos pero al llegar y hacer los grupos me percaté de un gran problema ¡Me habían metido en otro grupo! Pregunté a un monitor el porqué de esto y me dijo que como el campamento era en julio y yo cumplí los años en mayo y ellos en noviembre y septiembre; me habían puesto con los más mayores. Pero como había gente muy maja no tarde en relacionarme con ellos y hacer nuevos amigos. 
Como en el campamento Íbamos constantemente al río un día nos encontramos una botella con un mensaje que decía algo así como: “Si mi tesoro quieres encontrar las siete cabezas de loro deberás de encontrar”. Al leer esto mis amigos y yo nos pusimos muy emocionados y con unas ganas tremendas de averiguar de qué se trataba este tesoro. Pero por la parte de algunos lo dejamos estar hasta que un día vimos en la tele una noticia de que se había encontrado un barco al que se le había puesto el nombre de los 7 loros. Al enterarnos de esto cogimos los primeros autobuses de la estación y nos dirigimos a ese río el cual nos había dado tanto que pensar. Algunos decían que podía ser algo de piratas, otros una broma pesada de unos chavales más mayores que nosotros que no paraban de llamarnos soñadores y cosas por el estilo. Pero nosotros teníamos confianza en estos hallazgos y queríamos llegar al fondo de este tema. Así que en el viaje nos pusimos a buscar cualquier tipo de información que nos pudiera ser útil para resolver este gran misterio. Pero no lo conseguimos. 
Sin embargo, Marcos, un niño que vivía en Dueñas y al que no le gustaba nada que le llamasen Marcos con lo cual siempre le llamábamos Marc porque además de lo dicho era un gran fan de las motos, encontró que había una tienda en Burgos llamada así, los 7 loros, más concretamente una pastelería. Fuimos allí y nos compramos unos siete batidos especiales de esa tienda. Después de acabarlos revisamos el vaso y tenía un pequeño simbolito. Lo llevamos al lugar en el que estaba el barco y casualmente cuando todo indicaba que iba a abrir no se abrió. Así que nos dimos cuenta de que los habíamos puesto al revés y ahora sí que conseguimos entrar y llevarnos todo el oro.
 –Esperad un momento, dijo Pablo. Esto no es oro es… oro de chocolate. Lo dijo como si se fuese a morir por decirlo. Pero bueno, al menos nos llevamos un rato fantástico y chocolate para abastecer un colegio durante 20 años.
Carlos Atienza

Cuentos del faro: Historia de unas vacaciones

Un día de verano como otro cualquiera, estábamos mi familia y yo en una playa de Galicia, jugando todos en el mar, cuando de pronto, al salir del agua, no estaban nuestras cosas, no había absolutamente nada, miramos hacia los lados, parecía increíble que se llevaron hasta nuestros móviles... Nos asustamos mucho, la playa estaba abarrotada, no sabíamos que hacer, no podíamos volver a casa, no teníamos ni las llaves de casa, ni las del coche.
De repente un chico vino hacia nosotros gritando: !CREO QUÉ HAN SIDO AQUELLOS!, mi padre y mi tío hecharon a correr en esa dirección y antes de desaparecer dando las vuelta a la esquina del chiringuito, porque ya no tenían salida, por lo que tiraron todas nuestras pertenencias al suelo.
Después de recuperar alsaciano cosas y volver con el resto de las familia nos pusimos a revisarlo todo para ver que no faltaba nada, excepto el dinero de las cartera de mi tío. 

Mi tío estaba muy enfadado y nos fuimos a las comisaría de policía a denunciar lo ocurrido. Allí nos tomaron los datos y nos dijeron que había una cuadrilla de extranjeros que estaban haciendo este tipo de robos, aunque hasta ahora lo más que habían robado eran las llaves de un coche y varios móviles.
Pasamos todo el día hablando de lo sucedido y apenas comimos, por la noche casi no dormimos, pero al final nos acabamos riendo de lo que había pasado para quitarle hierro al asunto, porque si no, no dormíamos. Hablamos incluso de hasta organización una patrulla familiar por la playa al día siguiente, poniendo una mochila como cebo en medio de la playa para capturar a los malvados.
El resto de las vacaciones lo pasamos muy bien, aunque siempre que nos metíamos al agua se quedaba alguno de nosotros pendiente de nuestras cosas, pero no sólo durante esas vacaciones, sino que ahora lo hacemos siempre. 
Cuando nos volvimos a nuestras casas, después de 3 meses llamaron a mi tío diciéndole que habían capturado a los malos, pero que no habían recuperado el dinero...
Marina Herrezuelo


Cuentos del faro


La lectura del libro El faro de la mujer ausente ha sido una inspiración para los alumnos de 1º de la ESO del colegio Marista Castilla de Palencia.

La historia de David Fernández Sifres y su visita al centro nos han animado a escribir nuestras propias narraciones sobre viajes.
Esperamos que las disfrutéis y que podáis hacernos algún comentario acerca de la ortografía y la redacción.
¡Un saludo!

jueves, 16 de marzo de 2017

Nuestro Conde Lucanor: De lo que le sucedió a un hombre que compró un cupón a un desconocido

Un día estaba el conde sentado en el patio de su casa cuando vino un amigo que le dijo:
-Mira tengo un amigo que tiene un unicornio que dice que te le vende por 1000€ y tú cuando lo vendas en el mercado ganaras tres veces más.
El conde Lucanor le dijo que iba a hablar con su consejero Patronio que le contó el cuento del timo del tocomocho en el que un hombre que iba paseando tranquilamente por la calle se encontró con un hombre que le dijo que le vendía un cupón premiado de la ONCE por solo 800€ cuando el premio era de 1000€. El hombre le explicó que no podía cobrarlo porque se iba de viaje y para convencerle le enseño un periódico en el que salía que el cupón premiado era el que tenía el en la mano así que el hombre se lo compro por los 800€ que le pidió.
El hombre fue a cobrar el dinero pero le dijeron que el periódico era falso y que el cupón premiado no era ese.
-Así que conde,- dijo Patronio- nunca te fíes de esas personas que te quieren hacer ganar dinero sin esfuerzo porque si ese hombre sabe que es tan buen negocio que lo compre él.
Sandra San Abelardo Prieto (1ºESO)

miércoles, 15 de marzo de 2017

Nuestro Conde Lucanor: De lo que le ocurrió a la cigarra y a la hormiga

Un día el conde estaba sentado en el sillón de su habitación y decidió ir a darse un paseo por el castillo: vio a sus trabajadores y vio a uno que trabajaba mucho y a otro que no trabajaba nada y se dio cuenta de que no era justo que los dos cobrasen lo mismo solo que uno currándoselo bien y el otro no haciendo nada, entonces decidió contárselo a Patronio y el consejero dijo que le iba a contar una historia la de la cigarra y la hormiga :la cigarra cuando llegó el verano estaba cantando y disfrutando de la vida sin hacer nada mientras que la hormiga estaba venga a trabajar buscando comido para tenerla en invierno, llegó el invierno y la hormiga vivía bien estado caliente y con comida para todo el invierno ,mientras que la cigarra no tenía nada y tuvo que ir a pedir cobijo a la hormiga que había estado todo el verano trabajando. El conde dijo pues ya se a ese no le pagaré nada y al otro le daré extra. “Trabaja día a día, poco a poco y no lo dejes todo para el final porque te puede pillar el toro”
Alba Torres (1ºESO)

De valorar lo que uno puede conseguir en el momento

Patronio, tengo un problema, dijo Lucanor.
¿Qué pasa? preguntó Patronio.
Un amigo me ha dicho que me va a regalar una vaca, pero si espero unos meses la vaca podría tener una ternera y yo saldría ganando, dijo Lucanor.
Pues verás: érase una vez un rey que tenía un reino lleno de pobreza y tenía 10 monedas de oro para mejorar la situación. Un comerciante le ofreció comprar con ese dinero un rebaño de ovejas y en unos meses con el beneficio de la lana y de la leche tendría 10 veces más. Pasado un mes una oveja enfermó y todas las demás se contagiaron y murieron, quedándose sin dinero y empobreciendo más el reino, dijo Patronio.
Entonces el refrán es: más vale pájaro en mano que ciento volando, dijo Lucanor.
Así es Lucanor, dijo Patronio.
David Romero (1ºESO)

martes, 14 de marzo de 2017

Nuestro Conde Lucanor: De la importancia del presente

Un día Patronio vio que el conde estaba triste y le dijo: ¿Qué le pasa señor? Y el conde le dijo que estaba triste porque ya era muy mayor y pronto se iba a morir, Patronio le empezó a contar un cuento que era así:
Un día había un leñador que estaba cortando árboles y de repente empezó a pensar que ya era muy mayor, que no podía seguir trabajando porque se iba a morir sin casarse y sin tener hijos que le pudieran cuidar, siguió pensando en eso, y sin querer se cortó un dedo y tuvo que a hospital súper rápido, cuando llego le atendieron muy rápido, él pensaba que ya se iba a morir se puso a llorar, por allí pasaba una chica y cuando le vio llorar se acercó a él y le pregunto e le pasaba, entonces el leñador al verla dejo de llorar y se o comenzó a contar todo, cuando acabo la chica se empezó a reír diciéndole que no había que preocuparse por esas cosas que todavía no sabes que van a pasar, y la chica se fue, el leñador siguió pensando en las palabras de aquella chica, cuando llego a casa empezó a pensar que el futuro está muy lejos y que no hay que preocuparse por esas cosas
Moraleja: El presente es un regalo y el futuro una incógnita.
Ángela Calderón (1ºESO)

Nuestro Conde Lucanor: De lo que le sucedió a un hombre rico con un mendigo

Ya hacía unos meses desde que Patronio se había ido a vivir a las afueras y había dejado de ser consejero de Lucanor. Aunque de cierto modo lo seguía siendo ya que, Lucanor no tenía consejero todavía y a veces le iba a visitar a su casa y le preguntaba algunas de sus dudas.
Un día el conde decidió hacer entrevistas a personas que pudiera hacer el trabajo que Patronio había dejado atrás. Aunque él sabía que nadie podría igualar a Patronio. Cuando llego el día de las entrevistas Lucanor estaba nervioso, pero a la vez melancólico por los tiempos que había pasado con su asesor. Ya que aunque al conde no le gustara admitirlo todavía no había superado la marcha de su consejero. 
No acudieron muchas personas a las entrevistas, concretamente solo fueron cuatro personas, tres hombres y una mujer. Cuando Lucanor vio a la gente que había ido a las entrevistas tuvo bastante claro a quién debería elegir. Porque: un hombre iba vestido con ropa llena de harapos y manchas de barro, como si hubiera dormido en la calle, otro iba tapado con un sombrero y no se le podía reconocer el rostro, también estaba todo el tato mirando el reloj como si tuviera prisa y tenía un aire sospechoso, después estaba la mujer que Lucanor al verla pensó que simplemente no sería apta para el trabajo. Y por último el otro hombre iba con un maletín como si fuera médico y por eso sería muy culto. Aunque Lucanor pensó que no necesitaría hacer entrevistas ya que tenía claro a quien escoger, invito a los candidatos a que se quedaran a dormir en su casa y por la mañana decidiría a quien escoger. Lucanor decidió visitar a Patronio para que le aconsejara en la elección. El conde le conto lo que tenía pensado hacer y de su situación con los candidatos, Patronio se alegró mucho al verlo y le dijo: - Conde, eso debe ser porque no conoce la historia de lo que le sucedió a un hombre rico con un mendigo. Había una vez un vagabundo que estaba mendigando cuando un hombre de vestimenta elegante se acercó a él y le empezó a insultar por su ropa, por su poco aseo y por la vida más mísera que llevaba. 
El mendigo le estuvo siguiendo hasta llegar a una casa bastante grande, pero aquel hombre ya no llevaba su ropa tan elegante, llevaba una camisa llena de agujeros sin remendar y unos pantalones que ya le quedaban muy pequeños y ni siquiera llevaba los zapatos de piel que solía llevar, ya que no llevaba zapatos, solamente llevaba unos calcetines sucios y rotos. El hombre estaba llamando al timbre de aquella casa y al otro lado le respondió un hombre muy enfadado, diciéndole que si no le devolvía el traje que se había llevado le despediría. El hombre supuestamente rico le rogo que por favor no lo hiciera y que había tenido algunos problemas a la hora de lavar el traje. También le digo que si le despedía no tendría con que comer y moriría. El mendigo que escucho toda la conversación se apiado del hombre del que había recibido cientos de burlas al pensar que ese hombre era igual de pobre que él, lo único que ese hombre no quería que hubiera gente como él mismo que al verle como era de verdad se burlase de él. Al siguiente día el hombre supuestamente rico volvió a burlarse del mendigo pero esta vez el vagabundo le interrumpió y le dio una moneda de las pocas que tenía en su lata y mientras se la daba le dijo que no todo es lo que parece ser. Lucanor sonrío al ver lo que Patronio le intentaba decir y al día siguiente Lucanor decidió hacer las entrevistas a los candidatos, porque aunque lo hubiera tenido bastante claro se dio cuenta de que las apariencias engañan.
“El león no es como lo pintan”
Belén Castro Ortega (1ºESO)

domingo, 12 de marzo de 2017

Nuestro Conde Lucanor: El hombre sin personalidad

El Conde Lucanor estaba con unos amigos que intentaban pedirle algo, pero como estaba indeciso fue a hablar con Patrono:
Su consejero le dijo que le iba a contar un cuento.
-Había una vez un hombre que tenía muchas tierras pero que era muy ingenuo, así que era muy fácil de engañar.
Un día llegaron al pueblo unos picaros que se enteraron de lo que era ese hombre y fueron a visitare, le dijeron que si él les daba tres viñas, ellos le premiarían con un rebaño de fuertes bueyes. El hombre aceptó la oferta y ellos le dijeron que a la mañana siguiente los tendría a la puerta de su casa.
A la mañana siguiente tenía un 'puñado' de sucias y algunas enfermas cabras delante de su casa y el hombre se enteró de su error.
Eduardo Merino (1ºESO)

Nuestro Conde Lucanor: La comida

Un día, el Conde Lucanor vio que tenía suficiente comida para ellos durante todo el invierno y al comentárselo a Patronio, este insistió en que debía comprar más porque nunca se sabía como venía el invierno. Así le contó la fabula de "La cigarra y la hormiga" de como la hormiga durante el verano acumuló comida para pasar el invierno y como la cigarra pasó todo ese mismo verano con la barriga al sol. Llegó el invierno y la cigarra no tenía comida y la hormiga compartió la suya con ella. El conde pensó que Patronio tenia razón.
"Hay que guardar por lo que pueda pasar"
 Roberto González Montes (1ºESO)

sábado, 11 de marzo de 2017

Nuestro Conde Lucanor: Lo que le sucedió a un hombre con la amistad falsa

Amicus certus in re incerta cernitur. (Los verdaderos amigo se muestran en la necesidad)
Estaba un día el conde leyendo en su jardín cuando llegó una vieja amiga suya se llamaba Victoria y le pidió si podría pedirle consejo a Patronio, el conde apenado le contó que Patronio ya no estaba, pero aun así le pidió que le dijese que solicitaba. Victoria quería saber si debía perdonar a gente que le había fallado muchas veces. El conde le comentó que una noche que él le pedía varios consejos a Patronio, pues cuando se fuese los podría usar le contó una historia que podía servir, decía…
<< Un hombre siempre dijo ser muy afortunado por las amistades que tenía, tanto que incluso juró que jamás le dejarían. Pero sucedió que aquel hombre se quedó sin dinero y ya no podía pagar las rondas en la taberna de su grupo de amigos, tampoco podía comprar caballos ni grandes pieles que vestir. Se quedó incluso sin casa, en la calle. El día de Navidad el hombre fue como cada año a casa de uno de los amigos a celebrarla, pero al llamar a la puerta y sus amigos verle con aquellos ropajes andrajosos y sin vino dijeron que ese año no lo iban a celebrar con él y cuando él preguntó el motivo le dieron un recital de excusas. Pues los amigos verdaderos te aceptan en las buenas y en las malas, los falsos de excusas te llenarán la cara >>
Entonces pues Victoria, si te llenan de excusas y vas a salir escaldada no debes continuar, la amistad no es verdadera pero si la ayuda te prestan en los malos momentos debes estar muy contento. 
 Victoria Martín (1ºESO)

Nuestro Conde Lucanor: De no fiarse de las apariencias

Un día Lucanor le dijo a Patronio: Una amiga mía me ha dicho que me va a vender un caballo ya utilizado por ella. Patrono le dijo: ¿Hace cuánto que se lo compró? Lucanor: Ayer. Ay joven Lucanor, le dijo Patronio. Érase una vez, una granjera que compró una tierra. La granjera se gastó todos sus ahorros. La tierra estaba en mal estado. Le dijo al hombre más rico del pueblo que se la vendía por el triple de dinero del que ella la compró ella. Moraleja: Las apariencias engañan
Víctor Martínez (1ºESO)

viernes, 10 de marzo de 2017

Nuestro Conde Lucanor: De lo que ocurrió a un rey avaricioso

Estaba el conde Lucanor en su despacho con un catálogo de juguetes mirando regalos para Navidad y poniendo un marcador en los regalos que él quería, Patronio que pasaba por ahí vio el catalogo lleno de marcadores y le dijo “Lucanor si te pides tantos juguetes no podrás jugar con todos” a lo que él respondió: “vale quitaré algún marcador”. Diez minutos después Patronio volvió a pasar por ahí le dijo lo mismo pero también le añadió una historia. Érase una vez un rey muy avaricioso que no dejaba que nadie tuviese un juguete si él no lo tenía, el rey tenía una máquina que le hacia nuevos juguetes cuando quería, pero tenía una condición que era que tenía que jugar con todos los juguetes, y claro llegó un momento en el que el rey ya no podía jugar con todos, y al final después de reflexionar dijo a todos los habitantes del pueblo que fueran al castillo y que cogiesen cada uno un regalo, y así es como el rey no volvió a ser avaricioso y todos estaban contentos porque tenían su juguete. Moraleja: si eres avaricioso no tendrás muchos amigos pero si compartes todos lo serán.
Javier Lacasa (1ºESO)

Nuestro Conde Lucanor: De dar tiempo a cada cosa

El conde le contó a Patronio que había hecho una carrera con sus amigos. Él iba primero, se le desataron los cordones y por no perder tiempo en atárselos se tropezó, se cayó y perdió la carrera. Patronio le contó una historia de unos cocineros en una competición de tortillas de patata, en la que ganaba el que primero terminara y mejor la hiciera. Un cocinero, con las prisas, olvidó echar sal a la tortilla y la sacó de la sartén antes de tiempo porque quería ser el primero en terminar y así fue. Cuando el jurado probó la tortilla estaba sosa y cruda entonces fue eliminado.
El conde hizo una moraleja de la historia: “hay que dar tiempo al tiempo”.
Andrea González Flores (1ºESO)

jueves, 9 de marzo de 2017

Nuestro Conde Lucanor: De lo que sucedió a los griegos con Percy Jackson

El conde, vio a un grupo de personas que estaban culpando a otra, sin tener motivos.
Le contaron, que en la aldea vecina habían matado a un hombre, y que ellos creían que era él.
____¿Por qué creéis que ha sido él?_____ preguntó el conde 
_____Porque no nos cae bien_____ respondieron
Al enterarse se fue donde Patronio a preguntarle a ver si él le podía dar un consejo. Al escuchar Patronio lo que había ocurrido, él empezó a contarle una historia…
_____Era se una vez_____ empezó a contar Patronio____un semidiós llamado Percy , era el hijo de Poseidón, hermano de Zeus. Un día, como cualquier otro, estaban los dioses reunidos hablando de cosas importantes, y cuando Zeus fue a por el rayo y vio, que ya no estaba que se lo habían robado. Como Zeus se llevaba mal con su hermano pues culpó a su hijo, Percy, 
_____Percy es el ladrón del rayo____ dijo Zeus sin ninguna prueba para culparle_____ si no lo devuelve hoy antes de la 24:00 le mataré.
>>llegaron las 24:00, y Percy como él no lo tenía, no lo entregó.<<
Zeus al ver que no lo entregaría pues lo mató.
>>unos meses más tarde vieron que el rayo estaba en el bolsillo de su cazadora y se dieron cuenta de que Percy era inocente<<
Lo culpes a nadie sin antes tener pruebas de que ha sido él.
Pablo Boudón Pérez (1ºESO)

Nuestro Conde Lucanor: De la paciencia y el acusar sin motivo

El conde Lucanór estaba dando vueltas nervioso por su casa y le dijo a Patronio:
-Lucanór: Sospecho que un vasallo mío me ha robado un caballo ¿Podrías darme algún consejo? 
-Patrónio: ¡Por supuesto! ¿Le he contado alguna vez la historia del hombre que acusó injústamente a un vasallo suyo? Es bastante corta. 
-Lucanór: No, cuéntemela por favor. 
Hace tiempo un hombre sospechaba que un vasallo suyo le robaba. Decidió cambiarle de trabajo. 
Más tarde los objetos robados aparecieron, y el hombre volvió a contrata a su vasallo, pero perdió el respeto de él y del resto de sus vasallos. 
-Lucanór-No ha parecido una historia muy inspiradora. 
Observaré cómo se desarrollan los acontecimientos. 
Más tarde, el caballo volvió a su redil y Lucanór-No aprendió una valiosa lección. 
"Si eres impaciente y no confías en tu gente te puede salir caro"
Gabriel Durántez (1ºESO)

miércoles, 8 de marzo de 2017

Nuestro Conde Lucanor: De un rey que se hizo pobre

Un día Lucanor le contó a Patronio que un amigo suyo le estaba pidiendo dinero todos los días. El amigo le decía que se lo iba a devolver y nunca lo hacía. Patonio como siempre le respondió con una historia. "Había una vez un rey con un amigo pobre que le pedía dinero. El rey confiado se lo daba, pero su amigo no se lo devolvía. Día tras día el amigo le pedía más dinero y el rey se lo daba. Llegó a un punto que el rey le daba 300, 500,...monedas de oro. Hasta que un día el rey se quedó sin nada de dinero. Fue a ver a su amigo que se había hecho rico. El rey dijo: -Amigo por favor dame dinero que yo por dártelo a ti me he quedado sin nada.
El amigo que se había vuelto avaricioso le dijo: -No, yo a ti no te conozco buen señor. ¡Guardias!
Moraleja: "No des dinero con desespero a tus amigos porque cuando vayas a recogerlo se convertirán en tus peores enemigos."
Matei Petru Bolborici (1ºESO)

Nuestro Conde Lucanor: De lo que dicen unos de otros

Estaba Lucanor paseando por los jardines pensativo y vio a Patronio: - Venga, Patronio, venga 
-Si señor, ¿qué quiere?
-Es que hay un asunto que me lleva rondando na cabeza todo el día y me gustaría que opinase del asunto...
-En ese caso, dígame ¿cuál es el problema?
-Verá es que hoy he quedado con unos amigos y uno se ha puesto a insultar a otro que no estaba presente, y yo le quería decir que eso no estaba bien pero al final me he callado porque le tengo mucho respeto...
-Entiendo... Le contaré un cuento:
-Érase una vez un rey que no soportaba que cuchichearan sobre el pero luego él siempre decía cosas a espaldas de los demás. Un día un consejero suyo decidió decirle que eso no le parecía bien aun sabiendo que podía sufrir las consecuencias, al final el rey entro en razón y le dijo a su consejero que desde ese día sería su consejero real. 
¿Ha entendido el cuento?
-Sí. Y ahora mismo voy a ir a darle mi opinión.
La frase sería: Tu opinión debes decir si algo importante consideras que es.
Irene de las Heras (1º ESO)

martes, 7 de marzo de 2017

Nuestro Conde Lucanor: De los regalos que nos hacen

-Hola Patronio- dijo Lucanor. 
-Hola conde, ¿qué tal está?-. 
-Genial hoy es mi cumpleaños, pero tengo un problema, un amigo de la infancia me ha enviado un regalo pero no me ha gustado y no sé si decírselo.
Patronio le dijo: justo tengo una historia para contarle: <<hubo una vez un rey muy exigente, cada vez que algo no le gustaba lo decía, un día en su cumpleaños abrió sus regalos y cada vez que un regalo no le gustaba lo decía con muy mala cara. Cada año pasaba igual, cada vez iba teniendo menos amigos y cada vez iba menos gente a su cumpleaños y se sentía más solo hasta que un año no fue nadie a su cumpleaños y se arrepintió de no haber valorado esos regalos y haberlos despreciado. 
Moraleja:<<A caballo regalado, no le mires el dentado>>.
Señor, si valoras a ese amigo valora sentimentalmente el regalo.
Carmen García Junco (1ºESO)

Nuestro Conde Lucanor: Un hombre que quería ser dibujante de cielos

Otra vez, hablando el conde Lucanor con Patronio, su consejero, dijo le así:
Tengo miedo a intentar escribir un libro, mi madre dice que lo escriba porque soy muy buen escritor, pero yo no creo eso. Después de haberle explicado todo a Patronio le dijo lo que hacer en su caso.
-señor conde Lucanor-respondió Patronio-, ya sé que luego vos no sé si me ara caso pero yo le voy a contar una historia que le paso a un hombre con el trabajo de dibujante de cielos.
Un hombre que vivía en una torre del castillo, siempre que se levantaba de la cama iba directo al balcón a mirar el cielo de la mañana, bajaba a desayunar después de estar un buen rato viendo el cielo.
Cuando ya estaba a bajo sus padres le preguntaron en que quería trabajar, él les dijo que no sabía, pero porque tenía miedo a que sus padres, se riesen de él y no le dejasen trabajar lo que él quería, y si no le tocaría trabajar con su madre en la cocina de la taberna.
Ya en su alcoba, se pensó si decirles que quería ser dibujante de cielos, pero siguió sin atreverse. Y así estuvo mucho tiempo diciendo que no sabía.
Después de mucho tiempo, ya era el día de adjudicar un trabajo en el pueblo a cada hombre de diecinueve años.
Pensó que ese día sería el correcto, pero se equivocó, sus padres pensaron, que ya que él no les quería contar lo que él quería trabajar, le pusieron el trabajo de camarero en la taberna de su madre. Una vez ya puesto el trabajo ya no se podía hacer nada.
Triste y apenado se fue a casa a su alcoba, cuando llego se puso a pintar un cuadro del cielo que había en ese momento: azul como el mar, nubes rosadas muy amorosas. Al lado de ese marco dejo una nota diciéndole a sus padres todo lo que no les pudo decir en muchos días hablando. Cogió el cuadro que hizo él y, lo puso en el balcón junto con la nota, se subió al borde de la barandilla y se tiró.
A vos señor conde Lucanor le aconsejo que hagas lo que tú quieras, nadie puede incumbir en tu vida, ni en tus propias decisiones, procura hacer lo mejor para ti y después lo mejor para los demás. Yo te aconsejo que siempre lo intentes y que si no te sale esa vez vuélvelo a intentar. Cuando Patricia escribió este cuento lo mando poner en este trabajo, donde se encierra su moraleja:
Nunca pierdas la oportunidad de intentarlo, o pudiera ser demasiado tarde.
Patricia Fernández Alonso (1ºESO)

lunes, 6 de marzo de 2017

Nuestro Conde Lucanor

Los alumnos de 1ºESO de Maristas de Palencia se han aventurado a ecribir sus propios 'exemplos' al más puro estilo de Don Juan Manuel.
Espero que disfrutéis las primeras entradas.
¡Un saludo escritores!